"La muerte y la doncella"

La sobrevivencia de una represión y terror
            En la historia ha habido muchos eventos en todo el mundo cuando las dictaduras han reprimido a la gente de un país. Durante sus reinados han ejercido liderazgo y represión hacia la gente, las dictaduras han cometido violaciones contra los derechos de los seres humanos. Estas violaciones crean víctimas y en ocasiones los torturadores tienen vergüenza y angustia por que no quieren cometer esos crímenes y todo lo hacen por  la culpa del represor. La cuestión que sube a la superficie es cómo se sana después de que la dictadura cae. Esta cuestión tiene una respuesta en el libro La muerte y la doncella, pero los asuntos morales suben entre las tres personas del libro y lo que se haría si se encuentra uno en la misma situación de ellos. Los tres caracteres de Paulina, Roberto y Gerardo enfrentan muchas cuestiones morales dentro de cada situación que les hacen encontrarse a sí mismos, pero desde  una perspectiva diferente.
            Paulina es la victima de  todo lo que ha pasado en el cuento. Ella fue  torturada y violada por las manos de un hombre durante el régimen de Pinochet. Por suerte de repente un día ella se encuentra  cara a cara con el hombre que la violo, lo cual ella creía que era el hombre que le  había hecho estos actos irreparables. Por suerte, viene el riesgo moral entre la elección de hacer lo que le  hizo a ella. Paulina le ató en el sótano porque ella quería la confesión del doctor y posiblemente más. En ese momento, el esposo de Paulina entro al salón y le pregunto que que  locura estaba haciendo. Ella le dijo, “Entonces estoy enferma. Pero puedo estar enferma y reconocer una voz. Y además cuando nos privan de una facultad, otras se agudizan a modo de compensación. ¿O no, doctor Miranda? Es su voz. Se la reconocí apenas entro anoche. Es su risa. Son sus modismos” (37). Ella sabía que era el hombre que le había aterrorizado y le quería hacer muchas cosas a él después de una confesión.
            Además ella quería usar casi cualquier método para conseguir la verdad del acto que había sufrido como víctima. Ella le dijo a su esposo, “Ya te dije, juzgarlo. No es una venganza. Pienso darle todas las garantías que él no me dio a mí. Ni él ni ninguno de sus… colegas.” (47). De esta cita, se puede ver que ella ya no ha decidido de lo que no le haría a él. Sería una decisión difícil para cualquier persona por la emoción que se siente en ese momento y las heridas reabiertas del pasado.
            Gerardo estaba tratando de convencerla de parar y que era posible que este hombre no fuera el hombre que ella creía. Este evento cuando él había descubierto que ella había atado a Roberto, se presentó Gerardo con una decisión moral de  lo que él necesitó decidir. Gerardo necesitaba escoger entre la posible locura de su esposa ó cometer un crimen por quedarse ahí en su casa hasta que el Roberto le confesara a Paulina sobre los crímenes que él había cometido contra ella. Gerardo fue un hombre de  ley y un abogado que prometió apoyar la ley, pero este hecho estaba en contra de su creencia. Él pensó que ella quería matarlo lo cual era algo que no la permitiría hacer y ella le confirmó eso con esto, “¿Matarlos? ¿Matarlo a él? Como él no me mato a mí, se me ocurre que no sería procedente que…” a la cual le contestó “Que bueno saberlo, Paulina, porque si piensas matarlo, me vas a tener que matar a mi también. Te lo juro que vas a tener que…” (47).
            Era una situación difícil para él porque quería ayudar a su esposa pero también, quería apoyar la ley. Por eso, hicieron un acuerdo de que tratarían de grabar su confesión, pero solo a través de métodos sin utilizar violencia. Se puede encontrar esta conversación sobre el  acuerdo en la página 55 en el libro cuando Gerardo dice, “Él confiesa y tú los sueltas” y ella le contesta, “Yo lo suelto”.  Después de eso, Gerardo trató de  convencer al doctor Miranda que sería mejor si Roberto le confesara lo que le había hecho a ella , aunque sería mejor mentir en la confesión porque a si ella lo dejaría ir.
            Ahora, llegamos a la acción moral del doctor Miranda. Paulina engaño a su esposo al darle información falsa,  Roberto corrigió los errores de su esposo en relación a los eventos que le habían pasado a Paulina. Por este engaño, ella sabía que en verdad era el mismo doctor el que había cometido los crímenes contra ella. Después de que ella le contó su plan de lo que había creado para conseguir la verdad del doctor sobre los detalles erróneos; él permitió grabar su confesión sobre los actos que habían cometido contra ella y cómo le llegó a hacer lo que le hizo.
Doctor Miranda había negado su culpabilidad hasta esto que rogó a Roberto pare esta locura, “Le estoy pidiendo que salve la vida de un hombre inocente, señor Escobar. ¿Usted me cree, no es cierto? Sabe que yo soy inocente, ¿no?” (64). Más adelante en el texto, Paulina le dijo, “No es la única corrección que usted hizo de la versión que yo le entregue a mi marido, doctor. Había varias otras mentiras” “La verdad, doctor. Dígame la verdad y lo suelto. Va a estar tan libre como Caín después de que mato a su hermano, cuando se arrepintió. Dios le puso una marca para que nadie lo pudiera tocar. Arrepiéntase y yo lo dejo libre.” (80) y (81). Después de este punto, Roberto les permitió que graba su confesión y firmar los documentos en lo cual admitió a los crímenes que había cometido contra ella y otras víctimas. Gerardo y Paulina escogieron la vía mórale después de todos que había pasado en al fin del cuento, pero por Roberto le cuesto mucho trabajo cumpliendo el acto mórale.
            Si yo fuera ella, no sé lo que haría en su lugar porque de la lucha que tendría dentro de yo mismo. La emoción lo que me sentiría al tener un ojo por ojo debida a la tortura que me había sufrido por las manos del doctor. Yo no podría imaginar lo que me querría que hacer a él porque de las emociones enconados que tendría después de tantos años. Aunque, como ella, yo creo que la única cosa que me gustaría que tener es la confesión de él y él hombre admitiría que era él que había cometido los actos a mí. Además, me daría gusto si él era juzgado enfrente de todo el país, así  lo que contaría los crímenes que le había cometido en contra mí y los demás. El necesitaría apologizar enfrente del país, yo mismo y de todos. Sería la única manera que podríamos sanar como el país y mover adelante porque como Gerardo dijo, “Te quedaste presa de ellos, todavía estas presa en ese sótano en que te tenían. Mírate, tenemos la oportunidad de comenzar de nuevo, de respirar” (52). Si yo quedaría con esta ira y los demás quedaron con los mismos sentimientos para vengar, regresaríamos a crear un sociedad de violencia por la creación de más víctimas de la venganza que buscamos para los torturadores nos que habían lastimados. No sería fácil para elevarse por encima de lo que había pasado, pero sería algo que necesitaría que yo hiciera hacer para adelantar con mi vida y ayudar con la curación del país.
            En conclusión, los caracteres, debido a todos que habían enfrentado, en el fin escogieron la alta vía e hicieron la decisión mejor. Es difícil por nosotros a comparar que podríamos pensar de lo que nos haríamos en la misma situación como ella porque las reacciones que tendríamos, totalmente dependería en la persona que está viviendo en esos zapatos. Las cosas que les experimentaron por los eventos del régimen dictadura, les había cambiándose por siempre.



Bibliografía

Dorfman, Ariel. La muerte y la doncella. New York: Ediciones de la Flor, 1992. 37-81. Print.

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